domingo, 17 de agosto de 2014

El cuento del domingo

Sławomir Mrożek
En la penumbra

Queridos camaradas, no pueden imaginar el estado de obscurantismo y de superstición medieval que impera en nuestros campos.
Incluso yo he sufrido su influjo. Ahora, por ejemplo, tengo necesidad de salir un momento a satisfacer mis más apremiantes necesidades (no tenemos excusado), pero me da miedo hacerlo. Nubes de murciélagos vuelan como enloquecidos, chocan contra los vidrios de las ventanas, y quien sale corre el riesgo de que se le enrede uno para siempre en el cabello. Siento necesidad de salir, repito; pero aquí me quedo, en casa, sin moverme, y les escribo, camaradas.
He aquí como están las cosas. En lo que respecta a la molienda del trigo, el porcentaje ha bajado desde que el diablo hizo una visita al molinero, saludándolo con grandes reverencias. Llevaba un sombrero tricolor, blanco, rojo y azul, con la insignia escrita en francés: Tour de la Paix. Desde ese día, los campesinos se alejaron del molino. El molinero y su mujer, desesperados, se dieron a la bebida, y ya la gente comenzaba a acostumbrarse a esta situación, cuando el molinero roció a su mujer con vodka y le prendió fuego. Después se precipitó a la Universidad Popular, para inscribirse en el curso de marxismo; porque, según su opinión, necesitaba comenzar a luchar seriamente contra los elementos irracionales de la vida.
La molinera, por su parte, sufrió horribles quemaduras, y así tenemos una bruja más en nuestra aldea.
Han de saber, queridos camaradas, que todas las noches se escuchan aquí horribles lamentos, como para hacerlo morir a uno de congoja. Algunos dicen que es el alma del campesino Triglia que expresa su auténtico odio contra los grandes propietarios, y otros que es el feudal Pierna Chueca, que se lamenta por el triunfo de las masas. ¡La lucha de clases, camaradas, siempre la lucha de clases!
Pero mi cabaña está aislada en los linderos del bosque y la noche es negra, el bosque es negro, y mis pensamientos, obscurísimos, en consecuencia. Un día mi compañero se sentó sobre el tronco de un árbol para leer el último número de Horizontes de la Ciencia, cuando sintió de improviso pasos a su espalda, y fue tal el susto, que anduvo con la razón extraviada durante tres días.
Camaradas, aconséjennos. Nosotros nos hallamos aquí en medio de la llanura, rodeados de horizontes hasta donde alcanza la vista, y de tumbas.
Me ha dicho un guardabosque que durante la Luna llena, cabezas desprendidas de sus cuerpos ruedan y se persiguen por los senderos y por los claros del bosque, se dan de topetazos con las frentes heladas y vuelan sólo Dios sabe adonde. Al alba desaparecen, y se escucha sólo el rumor de los pinos, blando y moderado, como si hasta los mismos árboles se estremecieran de pavor. ¡Jesús mío! ¡No saldría de casa aunque se me reventaran los intestinos!
Todo termina aquí del mismo modo. Y ustedes aseguran que estamos en Europa. Sin embargo, cada vez que preparamos la crema para los dulces, llegan los gnomos y se orinan en ella.
Una vez, una vieja de la aldea despertó sobresaltada, bañada en sudor. Miró a su derredor, ¿y qué vio? Sobre una manta, bella y verde, estaba sentado aquel crédito establecido antes de las elecciones para construir el puente, crédito extinto inmediatamente después en condiciones misteriosas. El crédito observó a la vieja, le hizo muecas, rió y tosió. La vieja empezó a gritar, pero nadie acudió en su ayuda. Cuando alguien grita, nunca se sabe. ¡Vaya uno a saber por qué grita! ¡Vaya uno a saber qué ideología tiene!
En el sitio donde aquel puente debía construirse, se ahogó después un artista. Tenía dos años, pero ya era un genio, y si hubiera vivido habría comprendido y descripto todo lo que existe. Ahora, en cambio, su alma vuela por estos contornos para amedrentar al prójimo.
Así las cosas, no es de maravillarse que hasta nuestra siquis haya mudado. La gente cree en aparecidos y se vuelve supersticiosa. Apenas ayer, detrás del establo del camarada Andrzej fue encontrado un cuerpo. El párroco dice que se trata de un cuerpo electoral. Todos aquí creen hoy día en las apariciones de los ahogados, en los espectros y en las brujas. Y en realidad existe una mujer que hace salir sola la leche de las vacas y hace aparecer a los fantasmas. Queremos presentarla como candidata a la célula del Partido, para substraer un argumento propagandístico a los enemigos del progreso.
¡Cómo vuelan, como baten las alas, Dios mío! ¡Cómo silban: “pi-pi”, luego de nuevo: “pi-pi”! ¡Basta! ¡Vivan los grandes edificios! Allí al menos todo ocurre en el interior y no hay necesidad de correr hasta el bosque cuando se siente uno oprimido por las necesidades fisiológicas...
Pero esto no es aún lo más grave. El caso es que mientras les escribo, camaradas, la puerta se abre, aparece el hocico de un cerdo que me mira extrañamente, me mira... me mira...
Ya les he dicho que aquí vivimos en condiciones del todo peculiares.

Sławomir Mrożek (Borzęcin, 29 de junio de 1930Niza, 15 de agosto de 2013). Escritor, dibujante, periodista y dramaturgo polaco que exploraba en sus obras el comportamiento humano, la alienación y el abuso de poder de los sistemas totalitarios. Como dibujante de cómics, alcanzaría también gran popularidad. 

Sus primeros años los pasó en campos de Borzęcin, Porąbka Uszewska y, durante la Segunda Guerra Mundial, en Cracovia. Aunque recibió la enseñanza convencional católica, las cuestiones religiosas no fueron el primer plano de sus obras. Más importantes para su desarrollo fueron los años de guerra, la ocupación nazi de Polonia, el establecimiento de la República de Polonia después del conflicto y la represión de Stalin que creó una generación entera de gente joven desilusionada. Mrozek se graduó en la Nowodworski Lycée en 1949 y un año después empezó a trabajar para la revista Przekrój, como hackwriter. Al mismo tiempo empezó a estudiar arquitectura, pero al cabo de tres meses lo dejó y entró en la Academia de Bellas Artes de Cracovia. Sin embargo, también abandonó esta carrera porque le resultaba aburrida, así que decidió formar parte de la plantilla de Dziennik Polski. Durante un tiempo corto estudió también la filosofía oriental en la Universidad de Cracovia para evitar ser reclutado en el ejército.

Se unió al Partido Obrero Unificado Polaco durante el dominio del estalinismo en la República Popular de Polonia y se ganó la vida como periodista político. En 1952 se trasladó a la Casa de los Escritores dirigida por el gobierno. En 1953, durante el terror estalinista en la Polonia de posguerra, fue uno de los signatorios de una carta abierta de la Unión de Escritores Polacos ("Związek Literatów Polskich") a las autoridades polacas que apoyaban la persecución de los líderes religiosos polacos, encarcelados por el Ministerio de Seguridad Pública. Participó en la difamación de los curas católicos en Cracovia. Se casó con Maria Obremba cuando vivía en Katowice y en 1959 se mudaron a Varsovia. Cuatro años después decidieron viajar a Italia y desertar juntos. Al cabo de cinco años se sintió atraído por Francia, donde en 1978 recibió la ciudadanía. Nueve años después se casó con la directora de teatro Susana Osorio Rosas. En 1989 se mudaron a México, donde vivían en un rancho llamado La Epifania. Es ahí donde compuso la primera parte de su diario, Dziennik powrotu, que acabó en Polonia.

En 1996 volvió a su patria. El 11 de noviembre de 1997 fue galardonado en reconocimiento a su destacada contribución a la cultura nacional con la Orden Polonia Restituta. En 2002 sufrió un grave accidente cerebrovascular, que le causó una afasia. Gracias a la terapia que duró tres años, recuperó la capacidad de escribir y hablar. El efecto de su lucha contra la enfermedad es la autobiografía. El 6 de mayo de 2008 decidió definitivamente abandonar su patria y mudarse a Niza.

Slawomir a menudo utiliza el humor surrealista y las situaciones grotescas para revelar las creencias distorsionadas de sus personajes. Opowiadania z Trzmielowej Góry (Tales from Bumble Bee Hill; 1953), el primer libro de Mrozek que contenía dos historias satíricas; fue impreso en una edición de 25.000 copias. El segundo volumen, Polpancerze praktyczne (Practical Half-Armour) apareció el mismo año. A partir de 1957, su carrera literaria se desdobla en dos facetas, la de autor dramático –que le ha merecido un reconocimiento universal y un extraordinario éxito popular– y la de narrador. Sus obras teatrales pertenecen al género de la ficción absurda. Su talento fue descubierto cuando escribió el show Joy in Earnest para el teatro estudiantil Bim-Bom. Mrozek adquirió fama internacional con las colecciones de sus primeros cuentos. Słoń (El elefante; 1957) se transformó en un bestseller y recibió el premio prestigioso de Przegląd Kulturalny. Fue seguido por Wesele w Atomicach (Wedding in Atomville; 1959) y Deszcz (La lluvia; 1962). Casi todos los volúmenes de sus historias breves obtuvieron gran éxito de ventas. Una de sus primeras obras teatrales fue Policja (Los policías (La policía)) de 1958, realizada posteriormente en Phoenix Theatre, Nueva York, en 1961. Como dibujante, Mrozek gozó de una gran popularidad y sus obras se publicaron en Londres, Nueva York y París. En el Oeste, su fama se difundió a través del libro The Theatre of The Absurd de Martin Esslin, que apareció a principios de 1960.

En 1962 fue galardonado con el Premio Koscielski, el drama Tango (1964) le granjeó fama mundial. En 1975, la segunda de sus obras más populares, The Émigrés, retrato irónico de dos emigrantes polacos en París, fue producida por Andrzej Wajda en Teatr Stary (el Teatro Viejo) en Cracovia.

Cuando en 1981 Wojciech Jaruzelski proclamó la ley marcial en Polonia y detuvo a los líderes de Solidaridad, Mrozek protestó en Le Monde y prohibió que sus obras se emitiesen en televisión y que sus libros se publicaran en los periódicos polacos. Sin embargo, sus obras teatrales continuaron representándose en los teatros, aunque las autoridades eliminaron Ambasador (1982), que tuvo su estreno mundial en Varsovia, justo antes de que la ley fuera declarada. Con muchos autores polacos, como Czesław Miłosz y Leszek Kołakowski, Mrozek protestó contra la disolución de la ZLP.

Recibió el premio Franz Kafka pero lo rechazó para aceptar el de la Fundación Literaria Polaca. Miłość na Krymie (Love in the Crimea; 1993) se centró en la caída del Imperio Ruso. Mrozek lo escribió en francés para un concurso a la mejor obra de teatro de un dramaturgo francés y recibió el premio Crédit Industriel el Commercial Paris Théâtre por la escenificación de la obra en el Théàtre de la Colline, en París.

La editorial Acantilado emprendió en 2001 la publicación de su obra narrativa. Entre sus libros destacan Juego de azar (2001), La vida difícil (2002), Dos cartas (2003), El árbol (2003), El pequeño verano (2004), La mosca (2005), Huida hacia el sur (2008), El elefante (2010) y La vida para principiantes (2013).

Semblanza biográfica: Wikipedia. Texto: El cuento del día. Foto: Internet.