lunes, 17 de febrero de 2014

Tras las huellas del lector

El libro es un  tesoro...

Muestra botánica y nota manuscrita hallada en la Bibloteca de José Celestino Mutis./bibliotecanacional.gov.co

Hoja suelta electoral, impresa a principios del siglo XX./bibliotecanacional.gov.co
…y cada hoja un pan de oro, dice el refrán popular. Algo similar deben estar pensando los funcionarios de la Biblioteca Nacional que desde el 5 de octubre de 2013  hacen el primer inventario de la historia de esa institución.     La misión está en manos de un equipo de 143 expertos que trabajarán hasta mediados de 2014. Revisarán cada libro, detectarán problemas y asegurarán que cada tomo quede registrado. El fin es determinar exactamente cuántos libros componen el acervo y establecer un sistema único de clasificación. Se calcula que la colección abarca 2.600.000 tomos y cerca de 45.000 volúmenes de prensa. La nueva directora de la Biblioteca, Consuelo Gaitán, coordina la compleja ejecución.
 El inventario que adelanta la Biblioteca Nacional de Colombia, empieza a arrojar prometedores hallazgos. Piezas de gran valor documental como cartas, hojas sueltas, notas, calendarios y proclamas, que permanecieron por décadas y hasta siglos, guardadas en algún libro, han salido a la luz, convirtiéndose ahora en importantes fuentes de estudio e investigación.
Por más de veinte años un Certificado de depósito a término por la suma de 25 millones de pesos, y fechado en 1992, permaneció oculto entre las hojas de un libro de la Biblioteca Nacional. El curioso documento, que pertenecía al filósofo colombiano Danilo Cruz Vélez, nacido en 1920 en Filadelfia (Caldas), fue descubierto hace algunos meses,  cuando el personal de la Biblioteca, adelantaba la clasificación y catalogación de todas las colecciones, en desarrollo del primer Inventario general que viene realizando la entidad que preserva la memoria de todos los colombianos.
El “valioso” título se suma a los cerca de doscientos documentos sueltos de diferentes características, que han aparecido, entre las hojas y solapas de los libros que reposan en las estanterías, depósitos y fondos de la Biblioteca.
“Se trata de materiales anexos que vienen a ser parte del libro, en la medida que el libro es un objeto del lector. Es la huella que los lectores van dejando allí guardada”, afirma Camilo Páez, coordinador del Grupo de Colecciones de la Biblioteca Nacional, quien no oculta su emoción al referirse a cada uno de los documentos hallados, por el gran valor histórico que pueden representar.
Tiquetes de tren, que marcaban el punto donde se detenía la lectura, junto a  retazos de papel para hacer anotaciones, sigilosamente guardados  en alguno de los clásicos pertenecientes a Rufino José Cuervo, y hasta referencias de la Expedición Botánica, como una esquela a puño y letra del Sabio José Celestino Mutis,  acompañada de una hoja auténtica, perteneciente a alguna de las 20 mil especies vegetales que registró la Real Expedición por el Nuevo Reino de Granada, hacen parte de los “valores agregados” que le está dejando el Inventario a la Biblioteca y por ende a la memoria del País.
“Estamos hablando de materiales que fueron recopilados probablemente por el mismo Mutis o por alguna de las personas que leyeron el libro en esa época, o por personas que se encontraban en trabajo de campo y que decidieron conservar los objetos analizados, entre las páginas de algún libro,  refiriéndose a la “hoja” encontrada, en uno de los volúmenes que contienen las láminas de la Expedición y la cual ha mantenido su color y forma, pese al transcurrir de más de doscientos años.
¿Y por qué estos documentos permanecieron ocultos ante los ojos de  los lectores de la Biblioteca Nacional, por tanto tiempo?: “El inventario de todas las colecciones, nos permite descubrir una buena cantidad de materiales de gran valor que durante décadas enteras, se mantuvieron escondidos. Muchos de estos libros y documentos, no eran objeto de consulta, por la dificultad en la catalogación y clasificación de la información, al no aparecer en las bases de datos de la Biblioteca”, responde Camilo.
Es el caso del Fondo antiguo, donde se conservan las colecciones de mayor valor de la Biblioteca, en la que se halló recientemente la colección de la sala española.  Esta sala, con un  fondo documental de casi 2.500 libros, fue donada en 1938, por el gobierno español, con motivo de la inauguración de la actual sede de la Biblioteca. “Era muy poco consultada y eso causaba extrañeza pero esto se debía a que este material tampoco estaba bien catalogado, , lo que impedía que fuera de total acceso a los usuarios”.
Los hallazgos no solo se han limitado a libros y colecciones. En el tema de la prensa, también se ha detectado un gran frente de trabajo. Es así como el personal del inventario, ha encontrado un enorme volumen de hojas sueltas, de finales del siglo XIX y principios del siglo XX,  las cuales revelan  adhesiones políticas, ambientadas en la Guerra de los Mil días.
Una época marcada por la Ley de censura de prensa, en la que surgieron  imprentas, en recónditos lugares del país como Magangué o Turbaco, y que se dedicaban a publicar hojas o proclamas, a título de personas naturales,  que lograron escapar de ese control a la información, que ejercía el gobierno de  turno. Publicaciones clandestinas  que gracias a un juicioso Depósito legal, llegaron a la Biblioteca, como aquella hoja fechada en 1909,  que reza: “ Por la Patria. Todo Ciudadano colombiano debe votar. Quien no ejerza ese derecho, no cumpla ese deber, ó no es Republicano  o pertenece al otro SEXO”, Firma: Jacobo Ortega. 
Para Camilo Páez, el Inventario de la Biblioteca Nacional, le permitirá al país acceder a documentación de un gran valor histórico, que muy seguramente despertará el interés de los investigadores “Es como si la biblioteca, recibiera una nueva donación. Se abren así montones de puertas para el estudio de nuestra historia”. Documentos que  posterior al inventario, podrán ser analizados, por los investigadores, en su contexto y época.
“Si logramos determinar por ejemplo, a qué planta corresponde la hoja de Mutis hallada y su relación con alguna de las láminas de la Comisión, que ellos elaboraron, podremos reconstruir una historia más completa del hallazgo.”, afirma.
Indagación que no fue necesaria, respecto al curioso título valor de 25 millones de pesos, descubierto en uno de los libros de Danilo Cruz Vélez. Efectivamente, el grupo de colecciones de la Biblioteca, logró  establecer que la millonaria suma fue cobrada por su familia, al hacer parte del juicio de sucesión, luego del  fallecimiento del filósofo. Sin embargo, ellos, hasta hace poco, se enteraron que su familiar, lo había dejado guardado allí, oculto o quizás olvidado, entre las páginas de algún texto de filosofía.
Una anécdota que da cuenta de la relación del lector con sus libros, de cómo estos pueden esconder vivencias y secretos y de cómo la persona que los lee, va dejando allí su propio sello. Enmendaduras, marcas, noticas, señas, objetos y hasta millonarios títulos  que nos dan una idea del consumo del libro, sus redes de uso y que ahora la Biblioteca Nacional, se presta a identificar y a analizar. Documentos que bien pueden reflejar la vida de un libro,  que lo convierten en un objeto “único” y que hasta ahora, estaban silenciados en los anaqueles de nuestra historia.
Camilo Páez, coordinador de colecciones de la Biblioteca Nacional, habla de los hallazgos y su valor simbólico.


Édgar Delgado, coordinador de procesos técnicos de la Biblioteca Nacional.




fuentes:www.bibliotecanacional.gov.co, semana.com