viernes, 22 de marzo de 2013

Camus, en blanco y negro

 Una edición especial de El extranjero recrea la novela con tono de filme noir

Un dibujo de la edición ilustrada de El extranjero./elpais.com
El sol marcó la vida de Albert Camus, pero la suya fue una época en blanco y negro. Es por eso que la nueva edición homenaje de El extranjero, su primera novela, encargada por Gallimard al ilustrador argentino José Muñoz y editada ahora en España por Alianza Editorial en un cuidado volumen, recrea la historia con el trazo duro del no color. “Yo estoy formado, en el cine y en la vida, en los años del blanco y negro, la realidad era en blanco y negro y por eso un 95% de mi trabajo es así”, explica el ilustrador desde su casa de Milán.
Para Muñoz, como para muchos, El extranjero fue una novela de primera juventud. “Camus me ilustró. Yo he dibujado libros de Roberto Arlt, de Cortázar y de Horacio Quiroga, todos ellos pertenecen a mi fantasía afectiva de lector. Así que cuando Gallimard me ofreció trabajar con alguno de sus autores pensé en Camus”. El ilustrador explica que su método es “caer dentro del relato”. “Y luego trato de salvarme con los dibujos. Soy un lector subjetivo”. Ese lector subjetivo pensó en el rostro del propio Camus para el protagonista de la novela, “pero a la ensalada mental le añadí unos toques de Robert Mitchum. Cuando ilustro me siento como un director de cine de los años cuarenta, en mis dibujos el movimiento es fílmico”.
En el epílogo de otra versión ilustrada de El extranjero (realizada por Luis Úrculo para Galaxia Gutenberg) Mario Vargas Llosa escribía: "El extranjero se adelantó a su época, anticipando la deprimente imagen de un hombre al que la libertad que ejercita no le engrandece moral o culturalmente; más bien lo desespiritualiza y priva de solidaridad, de entusiasmo, de ambición, y lo torna pasivo, rutinario e instintivo en un grado poco menos que animal".
La confusión y el disparo.
“Al empezar los dibujos me puse a pensar en la familia de Camus y en la mía”, explica Muñoz, “diferentes desarraigos, olas humanas que viajan expulsadas más o menos educadamente de las metrópolis. En el caso de los Camus a mitad del siglo XIX hacia Argelia, una colonia sojuzgada por las armas, con promesas de tierras para cultivar. En el caso de los míos, huyendo de una España en crisis de fin de imperio y con niveles de explotación medieval. Los españoles también emigraron a Argelia, la madre de Camus, era de origen mallorquín”.
El extranjero arranca con la ya célebre “Hoy, mamá ha muerto. O tal vez ayer, no sé” y Muñoz dibuja un hombre de espaldas al lector, que se aleja por la callejuela de una ciudad de luz y palmeras. Dos hombres árabes hablan sentados en un banco. El tiempo corre despacio.